26 de diciembre de 2007

El viaje de nunca acabar.

No pensé que sacar unos billetes de tren pudiera ser tan complicado, por no decir tormentoso, pero me equivoqué una vez más al confiar en que las cosas se organizan por lo general bien. Juzguen ustedes mismos y no pierdan detalle aunque sea larga la cosa. Todo empieza con el anuncio a bombo y platillo por parte de RENFE, de que “han mejorado” su portal de Internet para facilitar más servicios, incluida la compra de billetes con grandes descuentos. Estupendo, pensé. Ya había tenido alguna mala experiencia en la estación, con alguno de sus pseudo-funcionarios que no cumple ni una sola de las habilidades que requiere su puesto, así que creí que no volvería a tener que soportarlo.

Al meterme en la página a primera vista me resulto sencilla. Fui animado a picar de inicio en el apartado de nuevos descuentos y este ni se inmutó. Mal empezábamos. Sin perder la confianza traté de enlazar con el apartado de venta de billetes y ahí lo que apareció, desconcertantemente, fue información sobre tipos de descuentos, pero sin posibilidad de elegir nada porque nada era enlace. El remate de la jugada estaba en un extremo, avisando de que es necesario tener instalada una última versión de algo en el ordenador para ver correctamente la página. Y yo pensé “si mi ordenador que es bastante nuevo no lo ve, ¿quien lo puede ver entonces?”. ¿Y por qué tengo que descargarme nada si luego es fácil que de problemas? Finalmente, y ya mosqueado, intento ver por lo menos si hay horarios que me interesen; a partir del 8 de diciembre no figuraban trenes con mi destino –una capital de provincia-

Me armo de paciencia y me voy a “información” de la propia estación. Allí una señora a través de un cristal blindado, me suelta dos o tres ironías contra su empresa cuando le cuento que la página no va bien. Dice, muy molesta, estar igual de desinformada que yo y me da un 902 -teléfono barato como bien saben- a ver si ahí me pueden decir algo. Yo ya empiezo a alucinar. Llamo, que remedio, al dichoso número y ahí me cuentan todo panchos que por un lado tengo que desactivar los mecanismos de seguridad del ordenador, y por otro que las bases de datos no están actualizadas y tardarán unas semanas –esto en Navidades, con lo fácil que es quedarte sin billete como no seas previsor- Con todo conseguí comprar solo un ticket de los cuatro necesarios, no sin antes pasar toda otra odisea con un nuevo sistema de seguridad que emplea el maldito servicio. La cosa consiste en verificar tu identidad entre la empresa y el banco, poniéndose en contacto contigo a través del móvil. No digo que no este bien, pero tienes que darte de alta, conseguir el enésimo PIN de tu vida y todo así de repente y por sorpresa. Tampoco la del banco se enteraba un carajo ciertamente. ¡¡ Brrrrr !!

Ante la imposibilidad de conseguir todos mis billetes autónomamente, me acerqué una vez más a la estación para comprarlos como "to´la vida" y sin descuento. Por supuesto allí estaba el vendedor citado, tratando mal a todo el que se sentaba enfrente suyo. Tras 30 minutos de larga espera llegó mi turno, con el intento de colarse por parte de un tipo pese haber numeritos. La “suerte” definitivamente no estaba de mi lado. Esta vez me atendió un novato, pero muy, muy novato. Se equivocó sin exagerar 10 ó 12 veces con sonrisa nerviosa, y si no es por la ayudante que había a su espalda, no consigo el segundo de los cuatro billetes ansiados. Ahora resultaba que la venta de determinados pasajes es solo y exclusivamente 15 días antes, aunque para decírtelo incomprensiblemente te tienen que pasar la tarjeta de crédito. Me toca volver unos días más tarde cuando cumplía ese “extraño” y reducido plazo. El expendedor en esta nueva ocasión, un señor orondo y extrovertido, me dice para mi perplejidad que no le sale en el ordenador y que lo de los 15 días es “la teoría”, en la practica 14 o 13…

¿Saben cual es uno de los eslóganes de RENFE ahora?: Vamos al futuro ¿Subes? Y yo pienso que no se si están de broma.

14 de diciembre de 2007

Cuando mucho se habla.

Ahora que escucho tanto en los medios hablar del cambio climático y la necesidad de ahorrar energía, junto con la supuesta concienciación de la sociedad en general, yo me pregunto por qué hay cosas muy sencillas que no se hacen. Tres ejemplos:

¿Alguien en su sano juicio dejaría la puerta de su frigorífico abierta durante horas y horas? Estaremos de acuerdo en que no, porque la tendencia es justo lo contrario; cerrarla lo antes posible. Bueno, pues en la inmensa mayoría de los supermercados, hipermercados y grandes superficies donde compramos en este país, prácticamente todas las cámaras frigoríficas están directamente sin puertas, con lo que mantener su baja temperatura es un gasto energético brutal, además de absurdo. Pero claro, sería una molestia para sus clientes andar abriendo y cerrando cosas, además de no verse igual de bien el producto…

Otra del estilo son algunas no pocas franquicias –de ropa fundamentalmente aunque no solo- que tienen sus enormes accesos a la calle abiertos de par el par. En invierno, así haga un frío de mil demonios, en cuanto atraviesas el dintel de la imaginaria puerta, puedes pasar al instante de 5 a 23 ºc. En verano, por supuesto, la versión es de 34 a 21 grados. Esto no por arte de magia, sino por el egoísmo de algunos “lumbreras” que les importa muy poco el salvaje y estúpido gasto energético que conlleva, con tal de ponerles la entrada así de “fácil” a sus dichosos y felices clientes...

La última, por no aburrir, está en la casa de muchos de nosotros. Ya hace bastantes años que se empezaron a comercializar las bombillas de bajo consumo. Caras al principio, pero ahora con un coste muy adecuado si tenemos en cuenta su larguísimo rendimiento. Entonces ¿por qué apenas se ven en los hogares de la mayoría? Es cierto que no son del todo útiles en algunos casos y que hay que desecharlas con precaución por el mercurio que contienen, pero es que en muchas casas no se utilizan en ninguna lámpara...

Tiembla hielo de los polos, tiembla. Con esta “concienciación” te quedan, me temo, dos o tres telediarios.

6 de diciembre de 2007

Las dos caras de la misma monserga.

Soy de la opinión de que en general, es bueno tener múltiples y variadas experiencias en la vida. De esa forma el enriquecimiento que se va adquiriendo, es todo un bagaje que te va haciendo entender muchas cosas, al tiempo que se puede ir aplicando en innumerables y a veces sorprendentes situaciones. Tal vez por eso me ha llamado tanto la atención, protagonizar algunas escenas muy dispares. Verán a que me refiero:

En una ocasión, como otras muchas, por cuestiones laborales tuve la oportunidad de ir a un centro educativo en calidad de ponente; entre otras cosas disfrutaba impartiendo seminarios de prevención. Este centro en cuestión era concertado, y en cuanto aparecí por allí más o menos arreglado -que no disfrazado- con el ordenador portátil al hombro y el “buenas tardes, soy el encargado de la charla tal…” el bedel llamo raudo a la directora y en un instante allí que apareció. “Don Julio acompáñeme al salón de actos”, “esperamos que esté todo de su gusto”, “si necesita cualquier cosa…” Todo al tiempo que llegaban los asistentes muy atentos y me ponían la botellita de agua con su vaso, mientras yo preparaba mi chiringuito para la exposición. A la conclusión de la misma aplausos, algunos elogios y corrillos de gente preguntándome cordialmente montones de cosas.

Ete aquí que un tiempo después volví a aquel centro. Personalmente había decidido dar un giro a mi ocupación laboral y mientras tanto trabajaba en una distribuidora de libros. Mismo protagonista y mismo escenario, solo que ahora ya no iba moderadamente arreglado y mi indumentaria era básicamente la del clásico currito. Además en lugar del portátil, empujaba un carro con una buena pila de voluminosas cajas. “Buenos días, venía a traer estos libros”. Al bedel esta vez le costo correr la puertezuela de cristal y su semblante no era muy agradable precisamente. “Espere un momento” me espetó. El “ratito” duró casi 20 minutos a pie quieto, mientras veía pasar gente por delante de mi que literalmente me ignoraba. Finalmente, unas cuantas escaleras para facilitar la tarea con el peso y un adiós seco de despedida.

Ha habido más en esta línea. Como cuando el Servicio Público de Empleo me hizo una entrevista técnica y complicada de casi una hora, con nada menos que 7 miembros en el tribunal para finalmente darme el trabajo de orientador laboral. Unos cuantos meses después terminó el contrato, habiendo cumplido por mi parte lo que ellos llaman “objetivos asignados” y que se traduce en atender a cientos de personas lo mejor posible... Pues bien, al poco tiempo el mismo Servicio de Empleo se puso en contacto conmigo por medio de una carta. Me comunicaban que tenía que asistir para recibir yo orientación “al otro lado de la mesa”, citando de paso algunos artículos amenazadores de la legalidad vigente. Y allí me veis hablando frente a alguien que habría hecho la misma entrevista pertinente, para demostrar los conocimientos y aptitudes necesarios que yo, por alguna razón desconocida, ya no debía tener para ellos.

Me dirán que no son curiosas algunas cosas que pasan...

29 de noviembre de 2007

¿Qué es antes el huevo o la publicidad?

Es algo que me pregunto a menudo. Quiero decir que rodeados como estamos permanentemente de un número ingente de estímulos publicitarios, uno pierde la noción de si son estos quienes dictan de manera más o menos ingeniosa nuestros hábitos de consumo -entre otros hábitos afectados- o si por el contrario seremos las propias personas, con nuestra inercia y devenir, las que marcamos sin saberlo las tendencias en múltiples aspectos; poniéndoselo francamente en bandeja a todo ese colectivo de los llamados “creadores”.

La reflexión tiene desde mi punto de vista su intriga, ya que en el fondo se trata de dilucidar si somos tan brutalmente manipulables externamente o bien nosotros mismos tenemos el poder de moldear gran parte de lo que acontece a nuestro alrededor. Nos llevan o nos llevamos en definitiva. Basta recordar que la publicidad estudia desde hace años de manera concienzuda y técnica, como hacer para captar nuestra atención, identificarnos y vernos en la necesidad de consumir tal o cual cosa. Las empresas e instituciones, cuidadoras de su dinero por la cuenta que les trae, se gastan fortunas en todo eso con fines muy concretos. Y entonces ¿lo que nos ofrecen es lo que queremos en función de cómo somos? o ¿según como nos muestran las cosas, se tiene la capacidad de condicionar nuestra voluntad y nuestro juicio? ¿No inquieta esto último?

Para los y las que ya tengáis una respuesta en la cabeza, probad a contestar estas otras preguntas. A mi me cuesta. ¿Por qué los coches tienen ahora en su gran mayoría esas carrocerías tan agresivas? ¿Qué motivo hay para que obtengan tanta audiencia los programas de televisión que se sabe son mentira y que además criticamos vehementemente? ¿Cuál es la razón por la que los anuncios de productos de limpieza han seguido prácticamente el mismo esquema durante décadas? ¿No es preocupante que se esté recurriendo actualmente al concepto de luchas pandilleras para anunciar móviles o bebidas gaseosas? ¿Cuál son las relaciones causa-efecto en todo esto?

Lo que si parece estar claro, es que el "antídoto" o "vacuna" a los posibles efectos adversos relacionados con este asunto, está de manera general en la alfabetización audiovisual o digital.

18 de noviembre de 2007

Paisajes humanos: Visita de los Reyes.

El pueblo: Un grupo no muy numeroso de personas. Allí se encontraban los curiosos, afanados en hacerse fotos con el móvil. También estaba el trío de patriotas, ondeando la bandera de España durante largo rato y encargados en su momento de lanzar los típicos ¡Viva tal! Deambulando por ahí, para mosqueo de los de la secreta, algún solitario con pinta rara según ellos. Por otro lado la mamá a la que escuché decir que había sacado a su hijo del colegio –Opus Dei por el uniforme- para que viera a los Reyes. Correteando por el parque, para desquicie de sus profes, los niños y niñas de un colegio público. Al fondo, pancarta en mano, el grupo de Benavente reivindicando un hospital para su ciudad. Y finalmente una mezcolanza de jubilados, señoras y adolescentes comentando de todo un poco y sobre todo el famoso ¡¿Por qué no te callas?!

Los dirigentes: Aparecieron en una interminable ristra de coches oficiales con sus lunas tintadas y antenitas por el techo. Además, unos cuantos autobuses de superlujo para los y las acompañantes. Ellos todos de riguroso traje gris oscuro de excelente paño, peinados con perfecta raya al lado y jugando a ser diferentes por el color pastel de sus corbatas. Ellas vestidas como para ir de boda, con los consabidos encajes, gasas y tules; como en casi todas las bodas. Y entre los unos y las otras, el orondo obispo con su extraño atuendo de gala; como salido de una película de otra época. Todos desfilando por la alfombra roja sabedores de su enorme poder y luciendo orgullosos su estatus.

El circo mediático: Primero se percibe al montón de reporteros que están a este lado del cordón policial. Cada uno con su puntito; la seriedad del chico de Antena 3, el "fashion-victim" de las Mañanas de Cuatro, la teatralización exagerada de las chicas de Está pasando y el Tomate, el espectáculo de entrega desaforada de camiseta de los de Caiga quien caiga -adivinar el mensaje de la misma-… Curiosamente cada uno de sus micrófonos acompañado de un cámara joven, chico y con pintas "grunge". Luego al margen, porque aquí por lo visto también hay clases, están las periodistas que lucen tarjeta de acreditación. Todas mujeres, muy arregladas y con tacones, a excepción de la de Radio Nacional. Moviéndose como pez en el agua y con cierto ademán altivo entre el público, autoridades y conexiones en directo.

La seguridad: Posiblemente el grupo más numeroso. Estaban los de la seguridad de la Casa Real, con su traje impoluto, gafas de sol y pinganillo transparente. Acordonándolo todo, un montón de corpulentos policías nacionales de uniforme azul marino ajustado, gorra calada de una talla menos y pistola en el muslo a modo futurista. Luego los guardias civiles, encargados de movilizar a la comitiva y que ya no se ponen el tricornio, sino una boina azul de medio lado. Tres superjefazos de los diferentes cuerpos, con traje de gala lleno de galones y condecoraciones. Algunos policías más apostados en la azotea metralleta en mano. Otro medio centenar de policías municipales con su chaleco reflectante, en todas y cada una de las intersecciones cercanas al lugar. Y claro para remate, los escoltas de cada uno de los políticos de turno, también con traje pero con menos pomposidad. Un enorme despliegue entre motos, coches blindados, vehículos oficiales, furgones y "la de Dios es Cristo".

10 de noviembre de 2007

Maravillosa tecnología.

Nada nuevo descubro, si digo que los avances tecnológicos en las últimas décadas han ido a una velocidad increíble, revolucionando considerablemente la vida de los que habitamos una parte del planeta -no podemos olvidar que la llamada brecha digital es de vértigo-. En principio, dichos avances se supone que están creados para hacernos la vida más cómoda, sencilla o práctica, solo que a menudo hay “acontecimientos” que ponen seriamente en cuestión tal premisa. La trampa está en que como son ocasionales, cada vez nos liamos más y más, descuidando que la suma continuada de múltiples de estos “pequeños inconvenientes” puede llegar a resultar desesperante.

Mi móvil, por ejemplo, si no lo dejas un tiempo inconcreto para que “despierte” cuando lo enciendes, se bloquea todo su software y ya tiene uno el tinglado montado. Otra reciente es la programación sincronizada -EPG- que ofrece la Televisión Digital Terrestre –TDT-. Muy útil cuando va, pero muy frustrante cuando falla que es frecuentemente. Y encima los técnicos vía correo electrónico te dicen “no tenemos constancia de que ocurra nada señor”. Ya no digamos las odiseas que te puede hacer pasar un ordenador. El otro día porque me di cuenta que el antivirus no se actualizaba correctamente, empezó la mandanga de desinstala esto, que comparte archivos con aquello e interfiere con eso otro. Un horror.

Y así mil y una. Si hay tormenta se desconfigura la mini-estación meteorológica. Si se va la luz pierdes las memorias del despertador, vídeo, microondas y otros electrodomésticos. El CD grabado aquí no va allá por vaya usted a saber que razón. Este DVD no lee las imágenes en formato JPG. El nombre que pones a las canciones con el programa tal no lo interpreta el MP3, etc, etc, etc. Con cada una de estas “cositas”, te pasas un buen rato leyendo instrucciones –no se cuantos de esos libritos tendré en casa-, devanándote los sesos para dar con la tecla correcta, cuando no te toca gastar dinero.

¿De verdad será más cómodo todo esto?...

2 de noviembre de 2007

El sentir de los sentidos.

A lo largo de un mismo día, los estímulos que nos rodean pueden transmitir grandes y silenciosas emociones. Suelen aparecer sin darnos cuenta; sin perseguir o buscar nada. Solo es cuestión de dejarse llevar por ellos.

Un día puedes estar atravesando un parque en la gran ciudad y que el sonido de un caño de agua continuo, te lleve directamente a una pequeña aldea salmantina. Aquella que te permitió observar de niño, los curiosos entresijos de un mundo rural ya en desuso. Donde se habitaba y vivía de otra forma. Ese lugar en el que, de la mano de un abuelo mitad maestro-mitad herrero, empezaste a descifrar los secretos de una naturaleza que te atraparía para siempre…

Casi al momento, poco tiempo después, pueden aparecer ante ti las ruinas de una vieja aunque conocida fachada. Restos a punto de ser demolidos que albergaron vidas pasadas. Es debajo de ese número, sostenido a duras penas sobre el dintel de una destartalada y carcomida puerta, donde un sonriente tío ebanista os recibía los días de visita. Un luchador por las libertades, comprenderías mucho tiempo después. Un rebelde en los tiempos en los que te mataban por pensar de otra forma sin esconderlo…

Y otro día será esa canción evocadora, quizá un olor penetrante y embriagador, la imagen de rostros desconocidos pero familiares, el sabor de algo llenando tu boca… Hay tantas de esas mágicas sensaciones… Y son todas tan melancólicamente hermosas…

30 de octubre de 2007

Las bicicletas son para muchas cosas.

Hace ahora poco más de un mes que el Ayuntamiento de la ciudad en la que resido, ha instalado un servicio de préstamo gratuito de bicicletas de paseo. La cosa parece que esta en general bien organizada; hay varios puntos con ellas disponibles en la ciudad, en un horario relativamente amplio, con la posibilidad de disponer 4 horas de una de ellas y pudiendo coger o entregarla en aquellos lugares concretados donde mejor le venga a cada cual.

Por lo que informan y se ve por la calle, ha sido un éxito de uso en sus primeras semanas de funcionamiento. 6540 personas de diferentes edades y diferentes otras cosas también, han estado rodando por la ciudad para su disfrute y el de quien les vemos, tanto desde la acera como desde otra bici. La imagen de una ciudad con bicicletas pienso que es agradable por muchas cuestiones. Eso aprendí cuando viví y viajé durante un tiempo por el centro y norte de Europa; más silencio, menos contaminación, una actividad física económica y sana, además de esos semblantes serenos y contentos de quienes se desplazan así de aquí para allá. Le dan a las ciudades ese bello aspecto entre bohemio y tranquilo.

Pero esta cuestión también tiene sus sombras. Las tiene y me duele el haber vaticinado muchas de ellas por lo previsible del asunto. Por ejemplo que dejar las bicis en la calle era un error porque las iban a destrozar - 734 reparaciones en un mes, muchas de ellas no causadas por el normal uso- O que habría que ver si no las robaban -8 desaparecidas en 30 días-. También me imaginaba que iban a suscitar la queja de “los otros” -numerosos usuarios van por las aceras y molestan a los peatones-. Al tiempo muchos ciclistas circulan, para cabreo de los conductores, sin respetar de manera elemental las señales viales, aunque estos, los conductores, se cabrean aquí fácilmente simplemente porque haya bicis en “sus” calles. Pero ese es otro tema…

Quizás sea cuestión de tiempo, el que se normalice y aprenda bien a usar por parte de tod@s este nuevo pero viejo medio de transporte aquí. De momento se demandan más bicis, retrovisores en ellas, más puntos de préstamo… y todo eso indica que hay ganas. Quedémonos con eso o fundamentalmente con eso, sin obviar lo que hay detrás de todo lo demás.

25 de octubre de 2007

Que bueno sería tener poderes.

Hoy os he visto de nuevo. Tendríais veintipocos e ibais en un flamante Golf comprado seguramente por vuestro papa o vuestra mama. Fanfarroneando de no se sabe bien que. Parasteis en el semáforo junto a mí y mirabais con enorme descaro. Los tres con sendas gafas Ray-Ban de esas que os dan aspecto de desagradables moscas. Todos con la sonrisa engreída de serie que os hace pensar que estáis por encima de los demás…

Entonces se acerco él. Con sus ropas sucias y roídas, rasgos de algún país del este y semblante de cansancio; de infinita y profunda tristeza. Portaba un cartel en el que pedía limosna en silencio. A distancia, sin querer incomodar demasiado. Con un paso esquivo por no detenerse demasiado ante otro no, otra indiferencia más en la mañana de un día que se adivinaba largo.

Y vosotros quisisteis darle lo peor y que tanto os sobra, como tantas otras cosas inútiles os pertenecen. No le mirasteis, pero vuestra sonrisa se convirtió a su paso en malévola; voluntariamente dañina. Incluso torno a carcajada socarrona cuando uno de los tres movió los labios, diciendo a saber que “ocurrente” desaire o “ingenioso” desprecio. Mientras aquel hombre seguía su caminar incierto…

Fuimos durante un tramo largo de la calle juntos. No se si de manera casual o siguiéndoos de manera inconsciente. El caso es que unos cientos de metros después, comenzó a sonar un ruido extraño. Vuestras luces de emergencia se encendieron, mientras os cruzabais torpemente de carril para parar a un lado. Por lo visto teníais una avería que sonaba francamente mal y en mi claxon iba un mensaje encriptado de “cuanto me alegro y ojalá que sea algo gordo, malas personas”.

23 de octubre de 2007

¿Cuando nos convertimos en adultos?

¿Tal vez cuando un niño o una niña se dirige por primera vez como “oiga señor o señora...”? ¿O es el tener un trabajo más o menos estable lo que otorga esa condición? ¿Acaso es la independencia económica? ¿La emancipación a una vivienda que no sea la de tu papá y/o mamá? ¿Quizás es algo más trivial y se alcanza en el momento que uno es capaz y se atreve hacer cosas como viajar solo? ¿Será cuando se consigue mantener una relación de pareja duradera que llegue incluso a la convivencia? ¿Tomar decisiones importantes es la clave? ¿Pensar por uno mismo? ¿Manejar tu propia vida sin la influencia directa o indirecta de los demás?

Esperar. ¿Puede ser que sea tener un hijo como dicen? ¿Al afrontar grandes problemas o retos? ¿Cuándo no huyes de tus propias equivocaciones, reconociéndolas y afrontándolas? ¿Llegará el cambio cuando te arriesgas en la vida? ¿Podría ser que la voz de aviso sea que empieza a costar hacer nuevos amigos o amigas? ¿O que los que tienes empiezan a cambiar, resultando a veces difíciles de reconocer?

¿Y si el síntoma es tan simple como que te molestan las aglomeraciones, la música fuerte y el humo de los bares? ¿Que la resaca dure todo el día de después y no unas pocas horas? ¿Tener que plantearse que puede hacer uno con su tiempo libre? ¿Es al dejar de jugar o de reír frecuentemente? ¿Pasará cuando uno empieza a tener mucho estrés y apenas ese tiempo libre?...

No se. No parece que esté clara la cosa. ¿Se tiene que dar todo eso al tiempo? ¿Y entonces quien es adulto?...

18 de octubre de 2007

Las casualidades no siempre lo son.

He visto el reciente programa de TVE “Tengo una pregunta para usted”. Ese en el que gente del pueblo, elegida con mecanismos estadísticos, pregunta cosas directamente a los políticos. Estuvieron los lideres de Izquierda Unida, Convergència i Unió y Esquerra Republicana de Catalunya. Ha sido interesante desde mi punto de vista. He escuchado ideas, reflexiones, debate, un discurso más fresco de lo habitual... Entre todas las personas que han participado, lógicamente se intuían diversidad de posturas y planteamientos tanto por sus interrogantes como las replicas. Hasta ahí nada de extrañar, es más, eso es lo deseable en democracia ¿no? Cada uno o una ha cuestionado según lo que pensaba a su interlocutor, comportándose de forma respetuosa.

Ha sido en el turno de Carod-Robira cuando ha pasado lo triste, lo lamentable. Dos personas, una hombre otra mujer, una joven y la otra no, una titubeante y la otra altiva, pero eso si, las dos con marcado ademán conservador y mira tu que cosas de Castilla y León (Valladolid para más INRI) han sido quienes de manera análoga han querido mostrar su desacuerdo con “lo catalán”, diciendo forzádamente el nombre de este representante traducido al castellano. Esto ha molestado al político, que les ha interpelado diciendo que él así no se llama y pidiéndoles abruptamente, también es cierto, que lo pronunciaran como es en realidad su verdadero nombre. Y es que resulta que en castellano, para quien no lo sepa, hay acuerdo de que no se traducen los nombres propios…

La “inteligente”, “culta” y “nada agresiva” contestación de dichas personas, fue decir que no “entienden” catalán, ni tienen ningún interés en “aprenderlo”. Ahí es nada… El vicepresidente de la Generalitat les ha dejado en evidencia con tres astutas preguntas: ¿Por qué dice usted entonces cualquier nombre de actor, político o deportista conocido en otro idioma que tiene traducción al castellano? ¿Y como es que necesita tanto tiempo para aprender a decir Josep Lluís y si sabe decir Schwarzenegger o Schroeder (excanciller alemán)? ¿Cómo quieren que estemos cómodos en España con esa actitud?

Y así, al margen de la ideología de cada cual, nos han enseñado gráficamente porque a cada uno le va como le va siendo quien es. Al fin y al cabo estoy de acuerdo con Arturo Pérez-Reverte en que las sociedades tienen los políticos que se merecen. Eso y que quien no sabe defender sus ideas con argumentos sólidos en democracia, solo sabe “tocar los cojones”… o “volarlos” si tiene ocasión.

5 de octubre de 2007

Parejas silenciosas

No es que sea del todo habitual verlas, pero tampoco es tan extraño al mismo tiempo. Me refiero a esas parejas que uno se encuentra en espacios públicos sin dirigirse la palabra durante larguísimos ratos. Cuando los veo en un restaurante, es donde más me impresiona dicha conducta. Resulta inquietante ver a dos personas en un espacio donde la comunicación es parte importante del momento, comportándose como si él o la otra no estuviese; como sin saber que decir. Hace poco observé a una de estas parejas en el Peine de los Vientos de Eduardo Chillida; cada uno con su cámara de fotos, ausente uno del otro aparentemente… El caso es que están en múltiples lugares.

Un buen amigo, ex-compañero de trabajo y perro viejo de la vida, sostiene sin vacilar que en una relación sentimental todo lo que hay que decir se hace en los primeros años. A partir de ahí las conversaciones son redundantes y lo mejor es apelar al silencio. Yo, que a menudo debatía y debato cosas con él, no comprendo del todo como se puede funcionar bien con tu pareja limitando tanto la comunicación. Porque otra cosa diferente es que estilo le da cada uno al asunto: humorístico, filosófico, laboral, familiar, quehaceres cotidianos, cotilleos varios, análisis intelectuales, culturales... e incluso alguna que otra discusión, claro. Para eso ya están los gustos o inercias de cada cual, aunque un poquito de variedad es lo recomendable. Eso pienso.

Me vienen a la cabeza algunas estrofas que cantaban El Ultimo de la Fila en el tema Cuando el mar te tenga: “Si lo que vas a decir, no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir (…)”. Creo que ellos lo situaban en otros contextos; aquellos en donde sobran verdaderamente las palabras. Que los hay. ¿Lo es comiendo uno en frente del otro durante cerca de una hora, en donde todo se limita apenas a que pedimos, pásame el pan y nos vamos?...

21 de septiembre de 2007

Reunión de vecinos.

Es un clásico entre los clásicos; prácticamente todo el mundo echa pestes cuando habla de las reuniones de vecinos. Yo cuando voy a ellas -que hasta ahora es casi siempre- no doy crédito a creer lo que oigo y veo. Es por eso que estoy intentando entender que hay detrás de lo que suele ocurrir. Ya saben; voces, falta de escucha, todo el mundo hablando al tiempo, malos modos, criticas al aire, egoísmo de cada uno con su problema, la frase de “yo no pongo un duro más” y toda la secuencia típica. Además, efectivamente, esas reuniones suelen ser eso, de vecinos en masculino. Las vecinas no suelen estar y mucho menos participar activamente. O no las dejan o no quieren participar en ese circo…

Pensando sobre el asunto he llegado a simples conclusiones. Por ejemplo que las reuniones de comunidad son el espacio donde la educación del personal se pone más a prueba. La escena estándar del ascensor o rellano con el “hola, hola, a que piso va, pues a tal, que malo hace, si, hasta luego, adiós” no es muy difícil, aunque ya algunos/as dan muestra de inquietantes carencias de habilidades sociales básicas –mirada, tono de voz, distancia, aseo, etc, etc…- Pero claro, llega la reunión de turno y ahí la cosa se complica: habría que dejar que terminen de hablar los demás, escuchar lo que se dice en silencio, plantear cosas coherentes, tener una visión solidaria y global, utilizar argumentos en lugar de insultos o ironías… en fin, cosas muy difíciles en general.

Y luego esta la otra parte. La de ponerse de acuerdo y decidir. Es decir que además de ser un espacio para poner a prueba la educación de la comunidad, lo es igualmente para evaluar nuestra actitud democrática. Y ahí aparece lo de “a mi lo que diga ese señor me da igual”, el ignorar al de la gotera, mezclar problemas, negarse a pagar, no confiar en el presidente, amenazar con impugnar lo votado por mayoría y todo eso. Eso además del ya mencionado tufillo machista que suele presidir el ambiente.

Va a ser que, sencillamente, en educación y democracia necesitamos mejorar.

16 de septiembre de 2007

Toro de la Vega

Recientemente tuve la mala fortuna de tener que trabajar unas semanas en Tordesillas. Sí, ese pueblo que demuestra cada año su inteligencia y buen hacer con el dichoso Toro de la Vega -perseguir y matar un toro a lanzazos-. También me he pasado varios días, viendo a muchos oriundos del lugar en los informativos de diversas cadenas; y ya esta bien de aguantar o permitir tanta bravuconería cerril.

El principal argumento de los que apoyan tal aberración allí –por lo visto la mayoría del pueblo- es que es una tradición que “viene celebrándose desde el mil quinientos y algo…” Dicha concreción en la fecha ya apunta de lo fornido del argumento, recordándome que en dicho pueblo casi nadie sabía cuando le pregunté, de la existencia de una biblioteca pública en su “extenso” pueblo –ya no digamos que está en la Casa del Tratado- por no hablar, por ejemplo, del increíble índice de abandono escolar prematuro que me encontré entre su población de 20 a 30 años, sin querer salir del pueblo y mucho menos de aprender algo que implicara un mínimo esfuerzo. Y así suma y sigue…

Pero es que además, recurrir a que algo lleva haciéndose mucho tiempo como única razón para blindarlo, es un argumento tan pobre y poco consistente, que si por él fuera la gente de los pueblos seguiría perteneciendo al noble o terrateniente de la zona, trabajando para él de sol a sol por algo de alimento y teniendo que callar si le apetecía trajinarse a su hija cuando le viniese en gana; “Como se ha hecho desde siempre”. También podríamos seguir quemando a la gente en la hoguera, o colgarla de un árbol sin juicios de por medio. Practicas todas ellas que comparten mucha fecha de antigüedad si de eso se trata.

Con todo, no espero que alguien aquí le eche pelotas u ovarios para prohibir por ley tal barbarie, junto a otras del estilo. Lo más probable es que, tristemente, tengamos que esperar a que Europa nos lo prohiba desde Bruselas y así, no tengamos que seguir soportando a uno de esos locales haciéndole la señal de cortarle el cuello a quien se manifiesta en contra, o al otro diciendo que hay que matar a quien lo quite, o al primo de este agrediendo a la periodista que quería grabar como preparaban al pobre toro elegido. Muy valientes son algunos de Tordesillas. Y como se ve muy listos también.

18 de agosto de 2007

Envejecer

Desde hace tiempo me gusta fijarme en las personas mayores, ancianas o como mejor guste llamarlas. Ellos y ellas desvelan fácilmente secretos de lo que somos a través de lo que fuimos. Tres escenas se me han grabado recientemente:

La primera se sitúa este verano en una playa de San Sebastián. Mientras muchos descansábamos allí entre baños, paseos a la orilla del mar o tumbados al sol, una familia de esas multitudinarias con sombrilla, nevera y toda la parafernalia, tenía entre sus miembros a una abuela. La mujer era algo obesa, la costaba moverse y el calor la agobiaba a tenor de cómo buscaba la sombra de la sombrilla con su inseparable hamaca. No obstante, mientras el resto de la prole disfrutaba con quehaceres varios, ella estaba permanentemente al cuidado de la más pequeña; una simpática bebe de unos cuantos meses. Lejos de refunfuñar o quejarse de algo, la adorable abuelita se esforzó durante horas en que la sombra protegiese a la peque, hacerla cariñitos, distraerla con juegos, darle de comer. Todo con buen humor y maravillosa destreza…

En otra ocasión, estaba yo viendo y probando con curiosidad, las nuevas máquinas de gimnasia móviles que el Ayuntamiento ha montado junto a la playa urbana del río. Artilugios de ultima generación y que si el civismo colectivo lo permite, harán disfrutar de manera gratuita y al aire libre a muchas personas que se pasean por allí. Pues bien, mientras andaba yo haciendo remo, se acercó al lugar un abuelete con cara amigable. Cual fue mi sorpresa, cuando el intrépido anciano se subió a una de estas nuevas máquinas y de manera torpe al inicio, para demostrar maña después, se puso a hacer ejercicio mientras me miraba con una amplia y cómplice sonrisa…

La última escena ocurrió en un bazar oriental. Andaba yo fisgoneando no recuerdo bien qué, cuando me paré a escuchar la conversación que mantenía una mujer anciana con la dependienta del establecimiento. A decir verdad la oriental no la prestaba mucha atención, porque manipulaba algo concentrada y con la mirada hacia abajo. Era un marco con una foto, en la que pude ver la imagen a todo color y con brillo de unos recién casados. La mujer, con una forma de hablar atropellada y diciendo que los fotógrafos ahora hacían milagros, saco del bolso a su interlocutora la foto original más pequeña, con ese troquelado antiguo en su borde y en un tono sepia amarillento. Era ella el día de su boda 40 o 50 años más joven. Era ella quien buscaba a alguien con quien compartir su vida que tenía de nuevo el color de su recuerdo…

10 de agosto de 2007

Sobre el fenómeno Tuning.

Varias son las cosas que detecto, se mueven alrededor de lo que ha dado por llamarse Tuning. Y aunque no las cumplan el total de la gente que lo practique (como siempre pasa con todo) cada vez estoy más convencido de que las comparten una gran mayoría. Paso a desglosar algunas:

Lo primero que caracteriza a este colectivo es ser tremendamente materialista. Solo así se puede entender que empeñen gran parte de su dinero con fuertes cantidades, en algo tan efímero como la estética de un coche. Además tienen una confusión mental importante, porque piensan ser los más modernos del lugar, practicando algo que empezó en los 50 y salía en películas de los años 70-80. Otra cosa curiosa es que todo su afán es hacer de su coche algo “original”, sin darse cuenta que toda su originalidad, se mueve en unos pocos cambios previamente ya marcados: Que si la pintura es de color estridente, que si la pongo mate que ya es lo más, las llantas unas tallas mas grandes y bien relucientes, cosas de aluminio por aquí o por allá, enormes alerones, lucecitas de neón, modificación de focos y retrovisores, unas cuantas pegatinas diferentes que dejen claro que yo soy malo-malísima, además de los mal llamados símbolos tribales, etc… ¡Ah! perdón, se me olvidaba lo mas “excepcional” de todo; las lunas tintadas para ocultar su amplio universo, es decir, como me drogo, oigo ritmos y/o follo…

A todo eso vienen a juntarse otras cosas que ya no solo hablan de su galopante pobreza cultural y mental, sino que nos traspasa a los demás en forma de molestia cuando no peligro. Hablo de lo habitual que es ver a uno de estos coches “tan molones” conducidos de manera agresiva y egoísta, poniendo en riesgo o incómodos al resto de conductores; ya saben, descerebrado/a a una mano y zigzagueando de forma compulsiva. Hablo de su contaminación acústica a cualquier hora del día o de la noche, bien con sus tubos de escape modificados, bien con ese ruido primario que llaman música, sin tener en cuenta donde estén o que hora sea. Hablo de lo frecuente que es verlos mal aparcados, así como marcando su reinado de la estupidez. Hablo de la alta conexión tuning y consumo de drogas, mientras los demás tenemos que conducir a su lado. Hablo de lo sexista del asunto a tenor de las revistas o programas especializados. Hablo de lo poco enriquecedor y desfasado que es todo esto, al tiempo de lo que deja entrever a nivel social.

4 de agosto de 2007

Por la profesora de gimnasia de Gisela Pulido.

Resulta que la niña (Gisela Pulido) tiene 13 años y es cuádruple campeona del mundo de una de esas nuevas disciplinas deportivas –Kite Surf- La acabo de ver en el telediario, dándoselas de cierta importancia y diciendo con sus gafotas Nike ante la cámara “que ya se ha hecho respetar en el circuito mundial”. Claro, para que no quede ninguna duda de lo normalizado de su vida, en el informativo les ha faltado tiempo para decir que combina la competición con sus estudios. Además sin bajar de notable, excepto curiosamente según sus palabras (y aquí viene lo mejor) en educación física que “la pusieron” solo un bien.

La niña en cuestión (con el apoyo del realizador o realizadora) se ha encargado de mandar por televisión un mensaje irónico a su profesora de tal área, dedicándola un saludo repletito de inquina y reivindicando su estatus deportivo. Pero no conformes con tal recital de apoyo al profesorado y el sistema escolar, las dos presentadoras del informativo de fin de semana de TVE 1, una de ellas supuestamente experta en deporte, al terminar el vídeo de la niñita han coincidido con sonrisas que vaya con la profesora de educación física; “que tendría que ir poniéndose las pilas…” La profesora, por supuesto.

Y yo me hago preguntas de esas mías: ¿Acaso ser muy bueno sumando significa que dominas las matemáticas? ¿O tal vez conjugar bien algunos verbos es clara muestra de que el lenguaje para ti no tiene secretos? Bueno, pues algo así es de lo que nos informan nuestras grandes periodistas en este caso, además de obviar los criterios que llevarían a la profe en cuestión a decidir esa nota: Capacidad de esfuerzo, progresión a lo largo del año, rendimiento en diferentes ejercicios, actitud en clase, etc. ¿O es que todo esto no tiene importancia por ser campeona del mundo?

4 de julio de 2007

Mantenimiento de las personas.

Me he estado fijando que el mantenimiento, es un negocio claramente rentable en la mayoría de sectores. Teniendo en cuenta que vivimos, los que vivimos, en un mundo tecnologizado y ampliamente mecanizado, una multitud de cosas que usamos habitualmente, están expuestas a averías más o menos frecuentes, cuya complejidad hace que no sean fáciles de reparar por uno mismo. De este modelo surge todo un sector o negocio, que ya no solo se dedica a arreglar, sino que planifica revisiones periódicas en muchos casos, con tal de prevenir posibles problemas futuros.

Y yo me pregunto ¿quién hace el mantenimiento de las personas? Es curioso que dicha palabra, solo venga relacionada con la gente en relación a una de las principales preocupaciones contemporáneas: el cuerpo; es decir, hay lo que conocemos como gimnasia de mantenimiento. Alguien me podría decir que los médicos realizan esa función, pero los doctores de nuevo hacen especial hincapié en la parte más física de nuestro cuerpo, aunque desde el prisma amplio de la salud. Y yo me vuelvo a preguntar ¿no somos las personas extremadamente complejas más allá de nuestro cuerpo? ¿Qué pasa con los sentimientos, los pensamientos, nuestros comportamientos y las relaciones que hay entre todo ello? Para eso están los/las psiquiatras y psicólogos/as me dirían otros u otras. ¿Pero se recurre a estos profesionales siempre y para prevenir o solucionar problemas que no sean extremadamente graves?...

A mi con todo esto, me surge cada vez con más fuerza la necesidad de que esté más normalizado el concepto de educación a lo largo de la vida. Un "mecanismo" sencillo para entendernos mejor a nosotros mismos y a los demás, permitiendonos progresar al ir aprendiendo cosas nuevas sobre todo tipo de áreas y temas diversos. Creo que ese es el mejor servicio de mantenimiento que podemos tener las personas.

Dos formas equivocadas de educar


26 de junio de 2007

La nostalgia de los recuerdos

Andaba haciendo algo así como marcha por un pinar cercano, cuando recordé que estaba cerca de uno de esos lugares con valor sentimental que todos tenemos. Nada especialmente relevante; simplemente un amago de campo de fútbol improvisado en medio del pinar –con sus pinos literalmente entrecruzados- donde empecé a relacionarme con alguna gente, al poco de aterrizar por la ciudad en la que ahora resido y cuando yo era un adolescente bastante despistado.

Aquella gente, la que se juntaba “religiosamente” cada domingo a las nueve de la mañana en pantalón corto, lloviera, nevara o cayese una helada de mil demonios, era gente de otra época. Humilde, aguerrida; buscadores de un destino que no les sonreía fácilmente. Y allí en medio de aquel pinar, decidieron muchos años atrás que podían poner un par de travesaño entre cuatro pinos y hacer de ese lugar, su referencia para un grupo de infatigables currantes, algún sesentón con ilusión y unos pocos chavales hijos o primos de unos u otros. Todo en un ambiente sanote, sencillo. Con unas botas de fútbol desvencijadas, camisetas desgastadas y las ganas de pasar una mañana en compañía haciendo deporte al aire libre.

Quise volver a ver aquel lugar que no visitaba desde hace bastantes años, pero por allí habían hecho algún tipo de remodelación o “plan de mejora”: Un merendero con pinta de usarse para poco más que botellón y como consecuencia salpicado de basura. Había cambiado algo, pero tampoco tanto porque los pinos seguían ahí; verdadera identidad del lugar. Y allí me veis intentando orientarme y descubrir en la extensa maleza crecida, cual era aquel nostálgico campo de juego ya sin ese aspecto. Aparecieron entre todos, dos pinos que parecían recordarme por su situación y forma, una de aquellas improvisadas porterías. Cuando tras un tiempo de minuciosa observación, descubrí un gran clavo oxidado y camuflado a la altura del larguero ya inexistente, una sonrisa interior y melancólica me hizo pensar que nadie se podría nunca imaginar, todo lo que encerraba esa discreta punta corroída.

22 de junio de 2007

La vida se va abriendo camino.

Esto que veis en la foto, me lo encontré el otro día paseando bajo la lluvia por la ciudad. Para los que no acertéis a identificar claramente lo que hay en ella (aunque la podéis ampliar) es simplemente una planta que ha colonizado el subsuelo de la gran ciudad, o lo que es lo mismo, ha ido a nacer y desarrollarse en una alcantarilla. A mi la imagen me pareció curiosa, al tiempo que me hizo reflexionar.

Esta estampa, no hace sino reflejar que la vida busca cualquier rincón y oportunidad para aferrarse a ella misma como sea. Por muy inhóspito y desagradable que nos parezca desde fuera un lugar, una situación, algo o alguien sería capaz de vivir en esas condiciones extremas. Ejemplos hay a miles en todos los ecosistemas y el ser humano, claro esta, no es una excepción. Me viene a la cabeza como ejemplo, la gente que vi recientemente viviendo de continuo debajo de los puentes en París –un problema, el del acceso a una vivienda digna, que generó todo un movimiento social allí- o el más cercano aquí de los vagabundos que nos mostró hace poco el programa Callejeros. Solo dos muestras estas, de las muchas y dramáticas condiciones de vida humana que podemos encontrar por todo el planeta…

12 de junio de 2007

El poder de la imitación.

La pista deportiva que hay justo debajo de mi casa, es un medidor casi infalible del deporte de actualidad que echan por la televisión. O, mejor dicho, de los triunfos españoles que echan por la televisión. Cuando hay Champions League, los peques juegan desaforados al fútbol. En los pasados Mundiales de Baloncesto, utilizaron las habitualmente abandonadas canastas. Los fines de semana que hay Gran Premio de Formula 1 ó de motos, se inventan carreras con las bicis y monopatines. Ahora que ha sido el Roland Garros, la cancha se ha convertido en improvisada pista de tenis. Es curiosísimo este comportamiento, al tiempo que conocido por todos...

Por eso (dando un triple salto mortal con el paralelismo) me resulta tan interesante y bueno el vídeo que han hecho en Australia, para prevenir y concienciar del origen de ciertas conductas. Aquí os lo dejo por si no lo conocéis.

7 de junio de 2007

Algunos niños leen.

Se acerca el verano y aunque este es un país con fama de no destacar por número de lectores (así lo reflejan las últimas estadísticas que lo corroboran), el otro día me encontré esta grata sorpresa en el jardín de la parcela de casa. Si, es un adolescente que lee ávidamente, mostrando el mismo o más entretenimiento que cuando sus congéneres están dando balonazos a una pared (cuando no es un cristal), tirando bolsitas de chucherías al suelo o insultándose a voz en grito (¿que no los oirán y verán sus papas y mamas como lo hago yo, me pregunto?).

En definitiva, como podréis comprender, esta escena me parece más enriquecedora para todos…

28 de mayo de 2007

¿Se habla de política?

Como todos sabemos, eso espero, ayer se celebraron elecciones municipales y autonómicas en España menos en 4 Comunidades. Es de suponer que días atrás, la gente hablaría de política en diferentes contextos, aunque son muchos los que dicen que de un tiempo a esta parte, charlar sobre esas cuestiones se ha venido a complicar, por el enrocamiento en el que se va cayendo por parte de las diferentes ideologías, o más bien por quienes las profesan; es decir, hay dificultades para dialogar y no caer en el insulto, el descrédito o el dialogo de besugos acalorados a voces…

Bien, pues comentado esto, ahí va la anécdota reflexiva. ¿Cómo es posible que en un centro del ayuntamiento de una importante ciudad del País, el día después de las elecciones, nadie y digo nadie (ni técnicos, conserjes, administrativos, etc.) comentara las elecciones? Bueno, pues para decir la verdad, alguien si que analizo lo ocurrido en las urnas por iniciativa propia y con diferentes opiniones: los discapacitados intelectuales que tienen allí su taller diario.

Y yo me pregunto ¿Es saludable algo así?

26 de mayo de 2007

Siempre queda algo por hacer...

Esta reflexión surgió, a raiz de ver uno de esos anuncios extraños que hace la marca Renault de un tiempo a esta parte. Del que hablo en concreto, es uno en el que con una música trepidante, la voz en off lanza preguntas al aire respecto a cosas que has podido o no hacer en la vida hasta la fecha. Lógicamente, siempre acaba habiendo alguna de las que dicen que no has hecho; entre otras cosas porque algunas son muy raritas, por mucho recorrido que uno lleve andado...

Con esto consiguieron captar mi atención los publicistas. Claro que no tanto para pensar si quería tener un coche de su marca (y quizá ese es el truco conmigo porque tengo un Clio) sino porque me puse a pensar que cosas interesantes, enriquecedoras, con un puntito apasionante e intenso había realizado en mi vida hasta ahora. Dejándome llevar por esta neura, empecé a escribir cosas a modo de lluvia de ideas; ya voy por los cuatro folios llenos de guiones y es un subidón de autoestima aconsejable, para quien le apetezca o tenga curiosidad de revisar su pasado más trepidante.