26 de junio de 2007

La nostalgia de los recuerdos

Andaba haciendo algo así como marcha por un pinar cercano, cuando recordé que estaba cerca de uno de esos lugares con valor sentimental que todos tenemos. Nada especialmente relevante; simplemente un amago de campo de fútbol improvisado en medio del pinar –con sus pinos literalmente entrecruzados- donde empecé a relacionarme con alguna gente, al poco de aterrizar por la ciudad en la que ahora resido y cuando yo era un adolescente bastante despistado.

Aquella gente, la que se juntaba “religiosamente” cada domingo a las nueve de la mañana en pantalón corto, lloviera, nevara o cayese una helada de mil demonios, era gente de otra época. Humilde, aguerrida; buscadores de un destino que no les sonreía fácilmente. Y allí en medio de aquel pinar, decidieron muchos años atrás que podían poner un par de travesaño entre cuatro pinos y hacer de ese lugar, su referencia para un grupo de infatigables currantes, algún sesentón con ilusión y unos pocos chavales hijos o primos de unos u otros. Todo en un ambiente sanote, sencillo. Con unas botas de fútbol desvencijadas, camisetas desgastadas y las ganas de pasar una mañana en compañía haciendo deporte al aire libre.

Quise volver a ver aquel lugar que no visitaba desde hace bastantes años, pero por allí habían hecho algún tipo de remodelación o “plan de mejora”: Un merendero con pinta de usarse para poco más que botellón y como consecuencia salpicado de basura. Había cambiado algo, pero tampoco tanto porque los pinos seguían ahí; verdadera identidad del lugar. Y allí me veis intentando orientarme y descubrir en la extensa maleza crecida, cual era aquel nostálgico campo de juego ya sin ese aspecto. Aparecieron entre todos, dos pinos que parecían recordarme por su situación y forma, una de aquellas improvisadas porterías. Cuando tras un tiempo de minuciosa observación, descubrí un gran clavo oxidado y camuflado a la altura del larguero ya inexistente, una sonrisa interior y melancólica me hizo pensar que nadie se podría nunca imaginar, todo lo que encerraba esa discreta punta corroída.

22 de junio de 2007

La vida se va abriendo camino.

Esto que veis en la foto, me lo encontré el otro día paseando bajo la lluvia por la ciudad. Para los que no acertéis a identificar claramente lo que hay en ella (aunque la podéis ampliar) es simplemente una planta que ha colonizado el subsuelo de la gran ciudad, o lo que es lo mismo, ha ido a nacer y desarrollarse en una alcantarilla. A mi la imagen me pareció curiosa, al tiempo que me hizo reflexionar.

Esta estampa, no hace sino reflejar que la vida busca cualquier rincón y oportunidad para aferrarse a ella misma como sea. Por muy inhóspito y desagradable que nos parezca desde fuera un lugar, una situación, algo o alguien sería capaz de vivir en esas condiciones extremas. Ejemplos hay a miles en todos los ecosistemas y el ser humano, claro esta, no es una excepción. Me viene a la cabeza como ejemplo, la gente que vi recientemente viviendo de continuo debajo de los puentes en París –un problema, el del acceso a una vivienda digna, que generó todo un movimiento social allí- o el más cercano aquí de los vagabundos que nos mostró hace poco el programa Callejeros. Solo dos muestras estas, de las muchas y dramáticas condiciones de vida humana que podemos encontrar por todo el planeta…

12 de junio de 2007

El poder de la imitación.

La pista deportiva que hay justo debajo de mi casa, es un medidor casi infalible del deporte de actualidad que echan por la televisión. O, mejor dicho, de los triunfos españoles que echan por la televisión. Cuando hay Champions League, los peques juegan desaforados al fútbol. En los pasados Mundiales de Baloncesto, utilizaron las habitualmente abandonadas canastas. Los fines de semana que hay Gran Premio de Formula 1 ó de motos, se inventan carreras con las bicis y monopatines. Ahora que ha sido el Roland Garros, la cancha se ha convertido en improvisada pista de tenis. Es curiosísimo este comportamiento, al tiempo que conocido por todos...

Por eso (dando un triple salto mortal con el paralelismo) me resulta tan interesante y bueno el vídeo que han hecho en Australia, para prevenir y concienciar del origen de ciertas conductas. Aquí os lo dejo por si no lo conocéis.

7 de junio de 2007

Algunos niños leen.

Se acerca el verano y aunque este es un país con fama de no destacar por número de lectores (así lo reflejan las últimas estadísticas que lo corroboran), el otro día me encontré esta grata sorpresa en el jardín de la parcela de casa. Si, es un adolescente que lee ávidamente, mostrando el mismo o más entretenimiento que cuando sus congéneres están dando balonazos a una pared (cuando no es un cristal), tirando bolsitas de chucherías al suelo o insultándose a voz en grito (¿que no los oirán y verán sus papas y mamas como lo hago yo, me pregunto?).

En definitiva, como podréis comprender, esta escena me parece más enriquecedora para todos…