4 de mayo de 2008

Las personas que se quedan

Hay gente que por uno u otro motivo decimos que va “perdiéndose” por el camino… También la hay que decide establecerse en un determinado lugar durante una larga temporada… y sin embargo no, no están ninguna de esas situaciones y sus protagonistas ahora en mi cabeza, aunque pudiera pensarse lo contrario. Lo que en realidad mascullo mientras tecleo, lo que en ocasiones llega a obsesionarme, son esos otros seres que habitan dentro de cada uno de nosotros. Un numero inconcreto de personas que por alguna razón, a veces enigmática y otras bien conocida, se quedan alojadas en nuestro recuerdo a lo largo del tiempo; a veces ya para siempre.

Yo tengo un buen número de estas personas en mi mente. Quizá porque el trabajo y mis vivencias llevan años brindándome la oportunidad de conocer a personas muy diversas, o tal vez por esa curiosidad mía de observar tantas y tantas cosas… La cuestión es que a algunas de esas personas las conozco en profundidad, otras están de algún modo en proceso de que estrechemos lazos, mientras que apenas sé nada de un buen numero de ellas. Y es curioso porque las que más me suelen impresionar, aquellas que me dejan con un “pellizco extraño en el adentro”, suelen cruzarse en mi camino fugazmente. Muchas de las veces por lo que unos llamamos casualidad y otros destino. Una mirada, una sonrisa, el intercambio de unas pocas palabras o un comportamiento apenas perceptible. Algo pasa y se queda ahí grabado el niño, la anciana o el adulto, a la espera de que un momento fortuito me permita rememorarla, sin llegar a comprender bien lo que en ese momento sucede.

Va desde aquí mi recuerdo, por todo lo que esa gente me va aportando a menudo sin saberlo… y que es mucho.