9 de abril de 2012

Lunado

Aquella enorme luna anaranjada, le sorprendió en un deambular tardío frente a la ventana. Casi posada sobre el arenal de pequeñas luces que conformaba la ciudad, su presencia comenzó a formular preguntas para las que a veces no se encuentran respuestas. Y ella miraba complaciente; como quien sabe y no quiere decir lo que al otro le acompaña; invitando a hallar por uno mismo las palabras buscadas, mientras en la distancia se dejaba contemplar por su eterna y enigmática serenidad.

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