16 de septiembre de 2007

Toro de la Vega

Recientemente tuve la mala fortuna de tener que trabajar unas semanas en Tordesillas. Sí, ese pueblo que demuestra cada año su inteligencia y buen hacer con el dichoso Toro de la Vega -perseguir y matar un toro a lanzazos-. También me he pasado varios días, viendo a muchos oriundos del lugar en los informativos de diversas cadenas; y ya esta bien de aguantar o permitir tanta bravuconería cerril.

El principal argumento de los que apoyan tal aberración allí –por lo visto la mayoría del pueblo- es que es una tradición que “viene celebrándose desde el mil quinientos y algo…” Dicha concreción en la fecha ya apunta de lo fornido del argumento, recordándome que en dicho pueblo casi nadie sabía cuando le pregunté, de la existencia de una biblioteca pública en su “extenso” pueblo –ya no digamos que está en la Casa del Tratado- por no hablar, por ejemplo, del increíble índice de abandono escolar prematuro que me encontré entre su población de 20 a 30 años, sin querer salir del pueblo y mucho menos de aprender algo que implicara un mínimo esfuerzo. Y así suma y sigue…

Pero es que además, recurrir a que algo lleva haciéndose mucho tiempo como única razón para blindarlo, es un argumento tan pobre y poco consistente, que si por él fuera la gente de los pueblos seguiría perteneciendo al noble o terrateniente de la zona, trabajando para él de sol a sol por algo de alimento y teniendo que callar si le apetecía trajinarse a su hija cuando le viniese en gana; “Como se ha hecho desde siempre”. También podríamos seguir quemando a la gente en la hoguera, o colgarla de un árbol sin juicios de por medio. Practicas todas ellas que comparten mucha fecha de antigüedad si de eso se trata.

Con todo, no espero que alguien aquí le eche pelotas u ovarios para prohibir por ley tal barbarie, junto a otras del estilo. Lo más probable es que, tristemente, tengamos que esperar a que Europa nos lo prohiba desde Bruselas y así, no tengamos que seguir soportando a uno de esos locales haciéndole la señal de cortarle el cuello a quien se manifiesta en contra, o al otro diciendo que hay que matar a quien lo quite, o al primo de este agrediendo a la periodista que quería grabar como preparaban al pobre toro elegido. Muy valientes son algunos de Tordesillas. Y como se ve muy listos también.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno no sé, con esto de las tradiciones es difícil de pelear. Si se acaba con lo del toro este, ¿habría que terminar también con los San Fermines? ¿Y los que tiran a una cabra desde un campanario?