5 de octubre de 2007

Parejas silenciosas

No es que sea del todo habitual verlas, pero tampoco es tan extraño al mismo tiempo. Me refiero a esas parejas que uno se encuentra en espacios públicos sin dirigirse la palabra durante larguísimos ratos. Cuando los veo en un restaurante, es donde más me impresiona dicha conducta. Resulta inquietante ver a dos personas en un espacio donde la comunicación es parte importante del momento, comportándose como si él o la otra no estuviese; como sin saber que decir. Hace poco observé a una de estas parejas en el Peine de los Vientos de Eduardo Chillida; cada uno con su cámara de fotos, ausente uno del otro aparentemente… El caso es que están en múltiples lugares.

Un buen amigo, ex-compañero de trabajo y perro viejo de la vida, sostiene sin vacilar que en una relación sentimental todo lo que hay que decir se hace en los primeros años. A partir de ahí las conversaciones son redundantes y lo mejor es apelar al silencio. Yo, que a menudo debatía y debato cosas con él, no comprendo del todo como se puede funcionar bien con tu pareja limitando tanto la comunicación. Porque otra cosa diferente es que estilo le da cada uno al asunto: humorístico, filosófico, laboral, familiar, quehaceres cotidianos, cotilleos varios, análisis intelectuales, culturales... e incluso alguna que otra discusión, claro. Para eso ya están los gustos o inercias de cada cual, aunque un poquito de variedad es lo recomendable. Eso pienso.

Me vienen a la cabeza algunas estrofas que cantaban El Ultimo de la Fila en el tema Cuando el mar te tenga: “Si lo que vas a decir, no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir (…)”. Creo que ellos lo situaban en otros contextos; aquellos en donde sobran verdaderamente las palabras. Que los hay. ¿Lo es comiendo uno en frente del otro durante cerca de una hora, en donde todo se limita apenas a que pedimos, pásame el pan y nos vamos?...

1 comentario:

Anónimo dijo...

No tengo nada que decir