14 de diciembre de 2007

Cuando mucho se habla.

Ahora que escucho tanto en los medios hablar del cambio climático y la necesidad de ahorrar energía, junto con la supuesta concienciación de la sociedad en general, yo me pregunto por qué hay cosas muy sencillas que no se hacen. Tres ejemplos:

¿Alguien en su sano juicio dejaría la puerta de su frigorífico abierta durante horas y horas? Estaremos de acuerdo en que no, porque la tendencia es justo lo contrario; cerrarla lo antes posible. Bueno, pues en la inmensa mayoría de los supermercados, hipermercados y grandes superficies donde compramos en este país, prácticamente todas las cámaras frigoríficas están directamente sin puertas, con lo que mantener su baja temperatura es un gasto energético brutal, además de absurdo. Pero claro, sería una molestia para sus clientes andar abriendo y cerrando cosas, además de no verse igual de bien el producto…

Otra del estilo son algunas no pocas franquicias –de ropa fundamentalmente aunque no solo- que tienen sus enormes accesos a la calle abiertos de par el par. En invierno, así haga un frío de mil demonios, en cuanto atraviesas el dintel de la imaginaria puerta, puedes pasar al instante de 5 a 23 ºc. En verano, por supuesto, la versión es de 34 a 21 grados. Esto no por arte de magia, sino por el egoísmo de algunos “lumbreras” que les importa muy poco el salvaje y estúpido gasto energético que conlleva, con tal de ponerles la entrada así de “fácil” a sus dichosos y felices clientes...

La última, por no aburrir, está en la casa de muchos de nosotros. Ya hace bastantes años que se empezaron a comercializar las bombillas de bajo consumo. Caras al principio, pero ahora con un coste muy adecuado si tenemos en cuenta su larguísimo rendimiento. Entonces ¿por qué apenas se ven en los hogares de la mayoría? Es cierto que no son del todo útiles en algunos casos y que hay que desecharlas con precaución por el mercurio que contienen, pero es que en muchas casas no se utilizan en ninguna lámpara...

Tiembla hielo de los polos, tiembla. Con esta “concienciación” te quedan, me temo, dos o tres telediarios.

1 comentario:

Paco Luis dijo...

Hola Julio. Los tres ejemplos son muy buenos. Están ahí, y sin embargo no había caido en ello, bueno tal vez en lo de las bombillas...Nos falta concienciación a casi todos. Y la campaña del ministerio (con la musiquita de "sigo siendo el rey") la veo un poco superficial...Lo bueno es que empezamos a tener conciencia del problema, esperemos que no sea demasiado tarde.