22 de diciembre de 2008

Guerra de sexos

Cuando hace unos días caminaba sobre la nieve caída por la ciudad en la que vivo, además de muchas instantáneas evocadoramente diferentes a la cotidianidad, apareció también otra. Atravesaba un parque por el simple gusto de percibir los copos con todos los sentidos, cuando el barullo y el griterío de gente menuda hicieron que me girase. La escena a priori no tendría nada de excepcional; un grupo de niños y niñas jugaban desaforados a tirarse bolas de nieve. Sin embargo, algo de ese momento no resultaba gracioso o divertido. Los dos grupos de “combate” se habían compuesto de la siguiente forma: 10 niños contra 3 niñas. Tendrían alrededor de 9 años y resultaba desagradable ver como el numeroso grupo de muchachos rodeaba, voceaba y hacía retroceder a trompicones a las chicas.

Me giré un par de veces más esperando tal vez un imposible, tal vez no; uno o varios de los chavales pasándose al otro bando por compensar, por solidaridad, por lo que fuese, que se yo… Pero por supuesto no ocurrió y mientras seguía caminando bajo ese manto blanco, fui dándole vueltas a la razón verdadera de que ocurran así las cosas.

1 comentario:

Elena dijo...

No siempre es así, afortunadamente. Y te lo digo yo, que piso un patio de colegio a diario.

Saluditos.