24 de julio de 2011

La Habana, Cuba.

A medida que viajas, los sitios que visitas dejan de ser lugares abstractos y a veces artificialmente adornados que figuran en tu cabeza. Pese a que unos días nunca te permite conocer más que una pequeña parte, la actitud y unos ojos bien abiertos, junto a unas piernas que quieran andar camino, dejan mucho rastro de lo que son y lo que ocurre en ellos.

La Habana fundamentalmente me ha dejado sensaciones confusas y en su mayoría feas. Tal vez tendría que intentar contar algo de lo allí percibido. Lo intentaremos.

3 comentarios:

Elena dijo...

Vaya viaje, no? Bueno, pues estaré al tanto a ver qué nos cuentas de esas sensaciones confusas ;)

Sandra dijo...

Seguro que algo positivo sacarás de ese viaje, Julio.

Anónimo dijo...

El problema de las expectativas que nos creamos es que a veces se topan con la realidad que existe más allá de lo conocido y percibido, y eso, realmente, nos descoloca, y dejan de servirnos nuestros viejos arquetipos. Pero es cierto que con la mente y los ojos abiertos, nos empapamos del mundo, nos comprendemos en él y nos abrimos auténticamente al otro. A veces el viaje de vuelta es más intenso que el de ida! Que lo disfrutes igualmente.

belén